viernes, 20 de enero de 2023

CON FIANZA


La primera vez que conocimos, al final de la noche, intimamos en mi coche. La semana siguiente volvimos a vernos y nos dijimos nuestros nombres de nuevo —tal vez no los recordábamos o quisimos asegurarnos. Ella era más joven, no hablamos de las edades ni de nuestras vidas privadas, tan solo preguntó si tenía algún apaño serio, a lo que respondí negando y ocultando que estaba separado—. Nos recorrimos más despacio y, ambos, disfrutamos más intensamente.
En la siguiente ocasión, la llevé a mi apartamento. Tan solo coincidíamos los fin de semana y follábamos sin descanso. 
Una de esas, sentada sobre mi cuerpo, desnuda, acalorada y entregada, me susurró:

 —Cuando tengamos más confianza te invitaré a un café en mi casa. 

Solo puede sonreír visualizando la escena. Para tomar un café hay que tener confianza, pero para follar...