jueves, 29 de abril de 2021

FANTASMA

Jueves de relato


Me sacaba un dinerillo entregando libros de encargo para la imprenta de Genaro, aunque él se presentaba siempre como un librero.

Fui a visitar a Fabio -así se llamaba el fantasma-. Su madre me dijo que estaba ingresado. Cuando me asomé por la puerta, me asusté. Él intentó tranquilizarme pero era evidente que le quedaba muy poco. Él lo sabía e intentaba engañar a su madre

 - No quiero que te mueras. Eres mi único amigo - le confesé 
- Tienes suerte. Puedes decirme lo que quieras y se lo diré a tu familia -sonrió .

Estuvimos hablando todo lo que pudimos. Cuando me marché de ese centro, mi llanto era incontrolable. Me fui a ver a Genaro y me desahogué mientas cenábamos. Cenaba muy temprano y me solía invitar.
A los días,  la madre de Fabio me mandó recado con la trágica noticia. Balbuceando, pregunté al librero qué se hacía en un entierro.  Me llevó a un par de tiendas y me compró ropa. Luego me acompañó a dar el pésame a los familiares. Su madre se derrumbó en mis brazos.

A la mañana siguiente me expulsaron del seminario. Mi curiosidad al oír rumores y abrir puertas hicieron que presenciara escenas vergonzosas con otros alumnos. Pensé que desearían tenerme cerca pero no fue así. Me pasé por la imprenta para dar la buena nueva y hacer mi trabajo. Genaro no dijo nada ni cuando le dije que descontará los gastos generados del traje de mi pequeño sueldo. En cambio, durante la cena, me propuso dejarme el ático sobre la librería, me obligó a aceptar estudiar y me daría un mejor suelto mientras aprendía mejor el negocio. Acepté sin dudarlo y así empezó una nueva vida para mí, sabiendo que cuando no estaba Genaro tenía a Fabio. 
Hoy iré de nuevo a casa de la señora Luisa a llevar una entrega. Mi curiosidad está en su escote, cada vez más profundo y abierto cuando voy. Creo que disfruta cuando me lo muestra y es que Fabio tiene estas cosas. Ambos, él con su presencia transparente y yo con mis ojos curiosos aprovechamos todas las circunstancias.