jueves, 12 de noviembre de 2020

DÍA DE OTOÑO

Jueves de Relatos
"Noviembre" (participantes)



Su primer beso fue el principio de todo. 
Nos besamos hasta el cansancio. Dos años increíbles. De pronto, una discusión tonta, una mala contestación por mi parte y algún gesto que la puso celosa. Me lo recriminó y le dije que yo no era suyo. 

Era un sábado de noviembre. Después de tomar un vermut torero con amigos, andando algo despacio, mis ojos la reconocieron a lo lejos, entre las hojas de otoño, mirando una joyería. Mis pupilas se abrieron como mi carne. Mi boca se secó de repente y empecé a sentir cómo la sangre me hervía. No lo podía creer.  Había pasado un año soñando con ella a diario. Palpité por completo. Pensé que mis latidos podían percibirse a metros de mí. La emoción era tan grande que creí marearme.  

- ¿Todo bien, princesa? -pregunté-. Te he visto algo extraña. 
- Las princesas no existen y, desde luego, los príncipes, tampoco -advirtió iracunda-. Vuelve a la charca de la que has salido y deja de molestar.

Aquello no era lo que esperaba. Había algo más que decirnos. Volví sobre mis pasos. Seguía pegada a esa joyería. Su mirada incidió en la mía. Sorprendida. Llorona. 


- No me volveré a marchar de tu lado hasta que no te tomes un café conmigo y sentado, con calma, te cuente todo lo que siento y escuche todo cuanto has de decir a este estúpido sapo que tiene un nudo en el estómago y no es de estar croando toda la noche.

El dibujo fugaz de una sonrisa. Un primer no. Un segundo. Al final, el café se hizo largo, denso. Ya había caído la noche. Era fría, húmeda. La besé con el alma en la boca y le dije que la amaba. Tomó mi cara entre sus manos:

- Tú y yo teneos un amor pendiente. Lo llamaremos café, que da menos miedo.
- ¿No vamos muy rápido? -me preguntó.
- No pienso dejarme nada para después, porque en esa espera del "después" nos podemos perder los mejores momentos. -Y su sonrisa me inundó por completo.