jueves, 22 de julio de 2021

DISCOVERED

El disgusto que se llevó tu madre cuando te pilló masturbándote fue mayúsculo. No tardaste ni un amén en tener que ir a confesarte con el padre Félix:

-... Es un pecado capital, hija, relacionado con la lujuria y los deseos ocultos... Estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. ¿Te imaginas al Señor o a la virgen de esa manera? También es un acto egoísta que nos aísla de los demás.
-Si padre, lo entiendo todo perfectamente y estoy arrepentida. -Si algo sabías hacer  bien era mentir, además, solo eran palabras. El acto de fe era otro.
-También hemos hablado de la ropa que debes usar, hija. No eres mayor de edad todavía y soy partidario de los uniformes. 


Así que te levantaste, abriste la cortina de la parte del mosén y le dijiste, lo recuerdo  bien:

-¿Así le parece bien?  Esta la veo muy infantil, padre.
-Iremos hablando, hija. Ahora vamos a realizar el acto de contrición. Lo que haces no está bien a los ojos de Dios. Debes obedecer sus leyes. Yo perdono tu pecado en su nombre, hija. Castigo y obediencia. -Recuerdo que me dijiste que te hizo la señal de la cruz ahí donde tu falda rozaba el "límite de lo oculto"-. Estamos avanzando adecuadamente y así se lo haré saber a tu madre con la discreción necesaria. Esconderse es un pecado también y fuiste descubierta. Aquí estás bajo la protección de Dios y Dios también fue hombre... Debes abrirte a sus ojos.