Se trata de una serie de cartas manuscritas y muy transgresoras, fechadas entre 1928 y 1930, firmadas por una misteriosa mujer que se hace llamar Simone, una parisina de clase alta, y que dirige a su amante Charles, un hombre más joven y casado. A través de ellas descubriremos sus deseos y fantasías y su entrada a un mundo de placer carnal en el que es capaz de derribar cualquier tabú.
Están escritas con una hermosa califrafía y en un francés tan bello y elegante como explícito y tórrido, lleno de pasión, de sin vergüenzas, con palabras muy poco "normales" en una mujer de clase burguesa, bien educada y habituada a viajar.
"Estoy impaciente por sentir en mi coño la dulce posesión de tu polla, cuya última caricia dejó allí tan delicioso recuerdo. ¿También lo quieres tú? ¿Vamos a saltarnos ahora nuestras normas? Qué le vamos a hacer, te amo demasiado, pero sé que tu vicio sabrá devolverme bien pronto al camino prohibido. Te beso con ternura, amor mío. SIMONE".
Nos describe el despertar sexual de una mujer que desafía cualquier frontera impuesta sobre su sexo y clase en una sociedad, en un París de los años veinte, para encaminarse hacia un encuentro con la libertad y, a través de un viaje psicológico, consigo misma, pues habla del feminismo de la época, del lesbianismo, de la homosexualidad, del masoquismo...
Podría decirse que no tiene autor. De hecho está catalogada como anónima, aunque fue el diplomático francés Jean Yves Berthault quien, mientras vaciaba un antiguo desván propiedad de una amiga, halló este maravilloso y rico tesoro en un estuche de piel, que acabó comprando, y, es quién firma el prólogo de esta obra, digamos, sesgada, ya que solo podemos discernir la visión femenina.
No tiene una linea argumental y se trata de un trabajo de encaje de bolillos por parte de Berthault ya que tuvo que seleccionar un ramillete de cartas de entre las 200 que encontró para intentar darle algún orden. Tardó casi un año.
Se abra el libro por donde se abra, es como una especie de día de la marmota: Demasiado sexo, mucha lujuria, mucha explicitud... Cierta monotonía, caliente y lasciva, es el súmmun de lo pornográfico pues Simone es maestra en la descripción de posturas, besos, fluidos, masturbaciones e, incluso, tríos llegando a tener autentica obsesión. Pero llega un punto en el que hay algo diferente donde hallamos algo de trama. Por un lado está la práctica homosexual de Charles y, por otro, el desenlace de esta relación. Podemos descubrir una lectura que nos habla de la pasión y de un profundo sentido de sacrificio.
Como curiosidad cabe destacar la forma que tenía Simone de enviarle las cartas a su amante, y no era otra que a través de un servicio denominado de cartas neumáticas, el mismo sistema de las cajas de los supermercados para que las cajeras envíen al control cierta cantidad de dinero evitando que se acumule en el cajón. Esta red de tubos de aire comprimido recorría París a una velocidad de kilómetro por minuto.
Las cartas no son muy extensas puesto que solo se podían escribir unas veinte líneas de texto.
Queda una duda para el final: ¿Realmente existió esta relación o fue fruto de la imaginación de una mujer? Una mujer que tenía otro nombre, como el amante. Dos amantes que se movían por lugares que fueron intencionadamente cambiados por decisión de Berthault, Lo único que lo que queda constancia es de las cartas (junto a otras de una relación anterior). Estas sí son reales con su contenido censurable para la época, prohibido y absolutamente lujurioso.
"Quisiera descubrir ese auxiliar valioso que aún no tenemos. Con el vientre ceñido por un rabo enorme, así es como me gustaría tomarte. Tu culo ya no se tendería en vano hacia mi vientre, pues con cada embestida sentirías mi polla penetrar más hondo en tu carne, y entonces de verdad creerías que el amante soy yo".
Caligrafía original de Simone |
Se publicó en España en 2016 por Seix Barral en apenas 250 páginas.