miércoles, 4 de agosto de 2021

MEETING

Mi deseo era verla correrse de nuevo. Después de 6 meses Min  ha vuelto. Mi deseo fluía por mi sangre y mi anhelo por poseerla y hacerla totalmente mía, a mi voluntad,  hacia que mis pensamientos elucubraran mil sensaciones. 
La até levemente para que me supiera dueño. Ella, obediente, sin miedo, confiada y excitada, me susurró que debía acabar con el juego ya que su esposo quería tener otro hijo. Aquel no era el momento para esa conversación. Un silencio valorativo acabó conmigo pegado a su espalda y con mis manos en sus pechos: 

- Será mío, te preñaré.


Esas palabras dieron paso a un morbo, a una sensación de miedo y excitación a la vez. Volvió su olor y su sabor a mi boca, más fuerte, más contundente con esos matices asiáticos. Solo se escuchaba un leve susurro, casi una oración diciendo "no, espera". 
Oía pero no quería escuchar. Acabé con furia y perversión en lo más profundo de ella. No le devolví sus bragas cuando salió del baño. Las tenía atrapada en mi puño percibiendo su aroma, embriagándome de ella.

-Me has echado de menos por lo que veo -me dijo, acariciando mi cara y besándome antes de marcharse.

Unos días después mi vecinita, haciendo las labores de casa para las que la tengo contratada -algo que parece olvidar con bastante frecuencia-, lanzó aquellas bragas sobre mi cama y preguntó por las suyas. Para quitar tensión le conté todas las novedades sobre mi coreana . A veces me pregunto que para qué si luego todo son líos.

– Si prometes portarte bien, te invito a cenar al chino -le propuse.

También yo quería darle celitos a Min sin saber muy bien por qué. Nos saludamos, pero al tiempo los gestos de Min iban siendo serios y con cierto desaire. Puse mi atención a todo mi alrededor -, cuando vi como mi vecinita se agachaba intencionadamente y sobre su corto pantalón asomaban las braguitas de Min.
Cuando terminó de servirnos se retiró de la mesa llamando a mi vecina zorra e intuí que a mí no me diría nada bueno entre dientesUna tos seca salió de mi garganta esperando que no lo escuchase. Esta, lejos de ofenderse, se sonrío sintiéndose vencedora de una batalla en la cual quien iba a salir perdiendo sería yo si no sabía poner remedio a aquella estúpida situación. Mi vecina era un juego infantil pero Min, Min era un capricho muy serio.
-Me prometiste portarte bien iremos a casa y te quitaras esas bragas ahora mismo -como gustes, respondió.