domingo, 14 de febrero de 2021

LA PASIÓN DE MADEMOISELLE S.


Se trata de una serie de cartas manuscritas y muy transgresoras, fechadas entre 1928 y 1930, firmadas por una misteriosa mujer que se hace llamar Simone, una parisina de clase alta, y que dirige a su amante Charles, un hombre más joven y casado. A través de ellas descubriremos sus deseos y fantasías y su entrada a un mundo de placer carnal en el que es capaz de derribar cualquier tabú.

Están escritas con una hermosa califrafía y en un francés tan bello y elegante como explícito y tórrido, lleno de pasión, de sin vergüenzas, con palabras muy poco "normales" en una mujer de clase burguesa, bien educada y habituada a viajar.
"Estoy impaciente por sentir en mi coño la dulce posesión de tu polla, cuya última caricia dejó allí tan delicioso recuerdo. ¿También lo quieres tú? ¿Vamos a saltarnos ahora nuestras normas? Qué le vamos a hacer, te amo demasiado, pero sé que tu vicio sabrá devolverme bien pronto al camino prohibido. Te beso con ternura, amor mío. SIMONE".  
Nos describe el despertar sexual de una mujer que desafía cualquier frontera impuesta sobre su sexo y clase en una sociedad, en un París de los años veinte, para encaminarse hacia un encuentro con la libertad y, a través de un viaje psicológico, consigo misma, pues habla del feminismo de la época, del lesbianismo, de la homosexualidad, del masoquismo... 

Podría decirse que no tiene autor. De hecho está catalogada como anónima, aunque fue el diplomático francés Jean Yves Berthault quien, mientras vaciaba un antiguo desván propiedad de una amiga, halló este maravilloso y rico tesoro en un estuche de piel, que acabó comprando, y, es quién firma el prólogo de esta obra, digamos, sesgada, ya que solo podemos discernir la visión femenina.

No tiene una linea argumental y se trata de un trabajo de encaje de bolillos por parte de Berthault ya que tuvo que seleccionar un ramillete de cartas de entre las 200 que encontró para intentar darle algún orden. Tardó casi un año.

Se abra el libro por donde se abra, es como una especie de día de la marmota: Demasiado sexo, mucha lujuria, mucha explicitud... Cierta monotonía, caliente y lasciva, es el súmmun de lo pornográfico pues Simone es maestra en la descripción de posturas, besos, fluidos, masturbaciones e, incluso, tríos llegando a tener autentica obsesión. Pero llega un punto en el que hay algo diferente donde hallamos algo de trama. Por un lado está la práctica homosexual de Charles y, por otro, el desenlace de esta relación. Podemos descubrir una lectura que nos habla de la pasión y de un profundo sentido de sacrificio.

Como curiosidad cabe destacar la forma que tenía Simone de enviarle las cartas a su amante, y no era otra que a través de un servicio denominado de cartas neumáticas, el mismo sistema de las cajas de los supermercados para que las cajeras envíen al control cierta cantidad de dinero evitando que se acumule en el cajón. Esta red de tubos de aire comprimido recorría París a una velocidad de kilómetro por minuto.
Las cartas no son muy extensas puesto que solo se podían escribir unas veinte líneas de texto.

Queda una duda para el final: ¿Realmente existió esta relación o fue fruto de la imaginación de una mujer? Una mujer que tenía otro nombre, como el amante. Dos amantes que se movían por lugares que fueron  intencionadamente cambiados por decisión de Berthault, Lo único que lo que queda constancia es de las cartas (junto a otras de una relación anterior). Estas sí son reales con su contenido censurable para la época, prohibido y absolutamente lujurioso. 
"Quisiera descubrir ese auxiliar valioso que aún no tenemos. Con el vientre ceñido por un rabo enorme, así es como me gustaría tomarte. Tu culo ya no se tendería en vano hacia mi vientre, pues con cada embestida sentirías mi polla penetrar más hondo en tu carne, y entonces de verdad creerías que el amante soy yo".

Caligrafía original de Simone

Se publicó en España en 2016 por Seix Barral en apenas 250 páginas.



jueves, 11 de febrero de 2021

AVENTURA


Era preciosa, algo alocada desde niña, pero tenía ángel. Admiraba ese carácter suyo. Vivíamos en la misma calle pero parecía que vivíamos en mundo diferentes. Hacía suyas todas las causas perdidas y se embarcaba en cualquier tarea que implicara ayudar a los demás. Era mi heroína: una guerrera sin miedo a nada ni nadie, jamás la vi intimidada. No tenia puntos débiles, al menos no era capaz de localizarlos.
Lo reconozco, estaba loco por ella. Incluso cuando me llamaba niño pijo, medio en broma medio en serio. Participé de alguna de sus locuras. Al principio por estar cerca de ella, después entendí qué es la caridad humana. Eso me marco. 

Una noche, después de un verano largo, unas cervezas, risas y algún baile, saqué valor de donde pude, rodeé su cintura con mis manos, la pegué a mi cuerpo y la besé. Lamí sus labios e hice una emboscada a su labio inferior con los míos. Me rodeó con sus brazos y seguimos hasta que nos llamaron la atención los demás. Al separarnos reímos tontamente. Le dije que la quería, que estaba loco por ella..., que me tenía enfermo... Que me encantaría estar siempre a su lado. 
Fue entonces cuando sentí el temblor en su cuerpo, en su boca. Después de horas de besos y abrazos, me sentí como una de esas causas perdidas a las que aborda con tesón.


- Y ahora, ¿qué harás conmigo? -le pregunté con chulería y no sin cierto miedo. 
- Nos casaremos en secreto la semana que viene. Serás siempre mío, mi niño pijo. 
- Acepto todo lo que a probar me des... Serás mi locura -dije, sonriendo. 
- Nunca dejes que me pongan el tornillo que me falta -susurró acariciándome con su aliento



domingo, 7 de febrero de 2021

SARCASMO


"Lo bonito del sarcasmo es que los inteligentes entienden y los idiotas se ofenden".


Algo que, desde mi punto de vista, también valdría para la ironía, aunque pudieran parecer iguales nada tienen que ver. La diferencia está en la intención. Mientras la segunda es para hacerse entender de manera indirecta, dar a entender algo que realmente no se ve, incluso puede ser graciosa; la primera es un comentario con burla que puede herir y ofender a quien lo escucha y más a quien va dirigido.

Hay personas que son sarcásticas por naturaleza. Es un modo de comunicación que no solo aplican a los demás, si no a sí mismas y suelen hacerlo con humor, sin animadversión y sin intencionalidad hiriente.
Otras, usan el sarcasmo como un escudo disfrazado de broma pero que lleva mucho veneno. Desde mi punto particular, considero que son personas que tienen la autoestima baja y que recurren a él para sobresalir sobre el otro, para darse luz cuando el brillo de los demás es más intenso. Pisotear, humillar o lastimar emocionalmente es la forma que tienen de sentirse superiores o mejores.

Ejemplo: 
"No fui al entierro pero envié una carta diciendo que lo aprobaba" - Mark Twain.

Dicen que los sarcásticos son más inteligentes, o bien, son unos estúpidos engreídos.
¿Qué opináis?
¿Creéis que el sarcasmo agudiza el ingenio?



miércoles, 3 de febrero de 2021

ARCHÉ

Jueves de Relato


Mis ojos se abrieron sin saber muy bien dónde estaba, tan solo avanzaba en penumbra. Estaba oscuro pero su voz era redentora y amable en aquel lugar con aquella luz brillante y sosegada al mismo tiempo, azulada en el fondo. 
Mi mente se deshizo de toda creencia y prejuicio instalado en ella hasta ese momento. Se abrió a un entendimiento mucho más amplio al notar su tacto cuando colocó en mi mano aquella pluma.


- Estás en el camino, esperando tu turno. Todos van hacia a la balanza.  Es la manera de pesar la vida. Es muy antigua, desde la primera creación, demasiado antigua para calcular adecuadamente. Por ella sigue habiendo guerras entre los mundos, los dioses luchan por los seres de cada mundo que dejan sus vidas, Lo hacen después de pesar su vida en la balanza del alma. Su peso indica a qué mundo pertenecen y del cual formarán parte.. Espero que tu corazón pese más que esa pluma. -Y tras un rato en silencio, prosiguió-: -No somos Dioses. A los dioses, querido, es mejor no molestarlos. Somos guerreros, digamos que, neutrales, y nuestro lugar fue logrado en sangrientas batallas. Todos respetan nuestro sitio en este mundo -respondió con una extraña pausa. 

No sé si era su voz inexistente o mi desubicación. Escuchaba aturdido, intentado hacerme una composición del lugar mientras sostenía la pluma en la mano y mis dudas iban siendo resueltas mientras observaba extraños seres recorriendo el mismo camino.


- Esa luz es extraña -murmuré, entrecerrando los ojos y sintiendo un enorme vahído. 
- ¡Despierte, Arturo!...¡Despierte!... Gracias a Dios, nos ha dado un buen susto. Retiren la luz, por favor, parece molestarle.
- !Dios, dice?! -exclamé-. Dios es un capricho pazguato de los hombres, pensé. 
 Mi mente se abrió a todo, sin cerrarse a nada, perdió su fe en creer y tomó valor el saber.