miércoles, 10 de agosto de 2022

OLIMPIADAS


Una mala primavera trajo un mal verano, como dice la canción, Mejoró con la inesperada visita de Min, mi guapa coreana, que supuestamente estaba buscando más familia en su país. Vino con unas ganas de sexo increíbles. Mañana y noche lo hacíamos. Cada vez terminaba dentro de ella, lo que me produjo dudas en mi mente y distracción en mi cuerpo, hasta tener mi primer gatillazo.
—¿Qué te preocupa, mi guapo sinvergüenza?

Le conté mis dudas sobre sus intenciones. Entonces se colocó detrás de mí en la ducha, desnuda, enjabonándome, y con sus brazos rodeando mi cuerpo hasta acariciar mi sexo, con sus labios todo lo cerca de mi oído, susurrándome:

— Mi esposo es estéril, pero lo desconoce. Es un asunto de honor en su familia y le voy a dar un hijo, aunque lo hagas tú, prefiero regenerar la sangre y los genes de mis descendientes. Recuerda que tú mismo te ofreciste, mi amor. 

Mientras mi miembro creció por el morbo que me producía la situación. La penetré  con todo el deseo desbordado, con toda mi hombría solo para ella y acabé muy dentro de sus entrañas mientras ella se deshacía en lágrimas de auténtico placer. Algo que me enorgulleció.

Más de veinte días duraron las olimpiadas. Un día se despidió. Volvía a su país de nuevo, a resolver asuntos. Cuando quise preguntar tapó mi boca con sus dedos. Me besó y con una amplia sonrisa se marchó. 
Esta vez mi vecinita no dio señales de vida, también me surgen dudas sobre su silencio y discreción.

Tendremos noticias desde todas las aristas, supongo, desde los espectadores hasta los atletas.