miércoles, 2 de febrero de 2022

AkELARRE

Jueves de relatos


La primavera siempre altera su sangre y se convierte en dulce y amorosa . Aún es invierno, finales de enero, aunque los almendros empiezan a florecer y la irreverencia de su personalidad se ve alterada en el mismo florecer de aquellos.
En algunas ocasiones pone música, danza desnuda ante mí, me susurra, me lame, se insinúa con un descaro mágico llegando a poseerme de una manera salvaje a la vez que mimosa.
La miro hipnotizado participando de su akelarre. La escucho cantar y tararear o, tal vez, aullar. Su voz se confunde con la música. 


Suele durar unos días en este estado. Su descaro es tal que ni se le ocurre cerrar las cortinas. Tampoco le importa que nos vean aparearnos como dos animales. Me subyuga y arrastra a esa desvergüenza. Me enorgullece y nos vemos elevados en ese morbo de ser vistos desde el otro lado de los cristales. Aúlla salvaje, bajo el astro mientras nos contempla desde su cielo. Entonces, ella me sonríe y contemplo esa lujuria que se desborda de su mirada. Comprendo quién es, qué es, cómo es.... y cómo florece, cómo se abre... tal cual una flor en primavera.
Esa fase de luna le afecta en su comportamiento, es la luna de los lobos.