miércoles, 23 de junio de 2021

LIBERTAD

Jueves de relatos
"Escribir" (participantes)


Escribir sobre la Eurocopa y todo lo que rodea a esta competición me apetece. Se supone que somos un escaparate al resto del mundo en derechos humanos, valores, libertad y ejemplos a seguir.
Hasta que aparecen brazaletes de jugadores y comienzan a preguntar los medios qué quieren decir, porque no se puede mezclar deporte y política según la UEFA. 
En este caso hablamos de Nouer portero de la selección alemana y del Barça. El asunto de marras viene y toma más relevancia cuando se acerca el partido contra Hungría. El portero lleva la bandera arco iris en favor a la diversidad y en contra de la homofobia en este mes de junio que se celebra el día del orgullo.


Hungría acaba de aprobar una ley que vende como protección de la infancia, pero para muchos es una herramienta para estigmatizar la homosexualidad.
En esto estamos cuando el Ayuntamiento de Múnich quiere iluminar el campo de fútbol Allianz Arena  con los colores arco iris y el parlamento alemán con bronca por las protestas del partido de ultraderecha.
Hungría acusando de acto de político y peligroso. La UEFA, que se nutre de amistades y fondos de jeques árabes en muchos de sus equipos europeos, propone que sea el mismo día del orgullo o en julio.
Veremos que deciden este miércoles.


Todo esto por un brazalete de colores, que digo yo piden RESPET en sus anuncios televisivos, respecto al racismo. ¿A nada más? 
El fútbol es deporte, la manera de rezar, celebrar, sentirse en el campo y revindicar de los deportistas no es política. ES LIBERTAD. Esto sí es libertad y no irse de cañas con tapas.

sábado, 19 de junio de 2021

CONCORD

Después del episodio de la sal hace las tareas de mi casa de manera habitual -para eso la contraté- pero está distante conmigo, creo que molesta porque piensa que la embauco para llevármela a la cama. Pienso que ha empezado por un poco y ahora se le ha ido el tema de las manos. Las cosas entre nosotros están claras, o eso creo pero por su parte... Además, andaba enfadada con su novio. La vecinita estaba triste. 
Había quedado a cenar con la última cita que salió corriendo de mi casa, para reconciliarnos y hablar de trabajo. Esta vez eligió un lugar público. Antes de ir a cenar dejé unas velas por la escalera. Siempre hay que tener un plan B, aunque parezca ridículo. 


La cena fue correcta. Me esforcé en ser divertido, incluso hablando del ultimo documental en mi casa. Ya en mi apartamento, me encargué de que se notará mi presencia. Esperaba noticias y no se hicieron esperar. Escuché las llaves y a mi vecinita preguntando por las velas, en realidad preguntó por las putas velas. Esta niña no mejora su vocabulario y tampoco en su conducta, que tenga llaves de mi casa no significa que pueda entrar como Pedro por su casa cuando a ella le venga en gana. Tengo que hablar seriamente con ella o me meterá en algún lío.

Se comió lo que no me había cenado del chino y me pidió, mejor dicho, se cogió, una cerveza. Le conté que estaba algo rayado y sigo unas pautas que me dio una compañera para limpiar mi casa -de malos rollos-. Por hacerlo no pasa nada y dejándola preguntar poco a poco entramos en conversación mística, si es que se puede conversar así con ella.
Pregunté por su novio. ¡Mal! Una chapa de media hora. Pobrecita y pobre de mí. Intenté calmarla, cogerla de la mano, unos masajes en los pies mientras intentaba abstraerme, sinceramente, de lo que me contaba hasta que llegado un punto sus lágrimas me conmueven y acabamos besándonos.
Como soy como soy, se me ocurrió hacerla reír. Fui a mi habitación y, tras la conversación esotérica que habíamos mantenido, creo que estaba bastante sugestionada. Así que la llamé azoradamente. 

-¡Un fantasma?, ¡un fantasma! ¡Por Dios! -exclamé. No sé si aquello funcionaría. Cabían dos posibilidades de acabar en la cama: Enfadados o con risas. 

 

Creo que no me entendió por cómo entro en la habitación. Después me llamó  gilipollas con una sonrisa y luego descubrió al fantasma intentando azotarlo. ¡Uff, eso no que es delicado! La sujeté y nos dimos contra la pared -acabamos demasiadas veces contra ella-. La mordí suavemente mientras me encargaba de liberar sus pechos para hacerlos reos de mi boca al tiempo que alzaba sus brazos para retenerla por las muñecas. Con una mano me sirve para asirla. La otra, la otra es para jugar a mis cosas. Sentirse dominada le gusta y a mí me vuelve loco esa sensación de poder.  Es una chispa que prende una llama que convierte aquello en un fuego voraz como el de nuestras ganas sobre la piel, hurgando, descubriendo. Relamí y lamí sus axilas sorprendiéndola... y... mi fantasma la poseyó sin piedad. Es un pervertido, encantador pero pervertido. Eso le dije al acabar. No respondió nada.

martes, 8 de junio de 2021

SACRIFICIUM


Los  latidos de mi corazón suenan como tambores poderosos recorriendo tu muralla, intuyendo que no tienen otras armas para vencerte, provocando la confusión en tus sentidos y, en mí, el temor a ser conquistado por ese ejército que amenaza batalla con sus timbales.

Presiento que te agazapas a las puertas de mis instintos mientras mi carne tiembla y mi aliento, como quejidos de lujuria, palpita a la altura de tu cuello. Mis dedos, con mis uñas como anclajes de tu piel, esculpen diez senderos desde tu pecho hasta el borde mismo de tu vientre donde se apuntalan todos los deseos que, ebrios, en pleno fragor, lidian entre sí en una lid donde guerreros y reos se baten a sangre.

Mi corazón es un espejo: no guarda nada que no refleje.  Arrastro mi lengua de nuevo a mis labios. Ahí, sintiendo tu sabor acicalado. Tendrás que pelear por cada gota de mi linaje, abriéndote paso en mis entrañas con cada hilo de tu saliva, con cada empuje de tu aliento, domando al viento indomable de mi cabello, mi furia; hablándole al silencio con cada resorte de tu carne, con cada palpito de tu ser,  ganándote ser mi amante o ser, simplemente, mi consentido.

Concibo sentirme tu siervo cuando estoy a la altura de tu ombligo, rindiéndome al manantial que evoca placer desde el centro de tus pilares, entre tus piernas. Comulgo.... mientras delineo las formas que se abren a mi aliento y al aroma de tu piel erizada, haciéndome temblar, quebrar con avidez, hundirme en la fragancia que me encumbra, que me versa lujuria en el tacto caliente de tus labios que, henchidos, me reclaman prenderme de tu señal más profunda, la que se erige ante la punta de mi lengua... Respiro de ti y marcas mi rostro y toda mi boca hasta el final de mi garganta con tu sabor como territorio de tu propiedad. Arrastro mis labios por tus criptas, lamiendo, y, sin ningún ósculo, pongo toda mi aquiescencia en servir a mi señora. Y rezumo sobre tu sexo antes de morder para demostrar mi amor.

Y empiezas a desvanecer sin tinta en tus venas. Levito con mis fauces y mi boca ensangrentada de tu cáliz. Es un acto de amor, de entrega total... y un sacrificio en tu nombre…



Ha sido todo un lujo y un honor para mí escribir al alimón este relato con Mag a quien agradezco que haya contado conmigo. Ha sido una experiencia increíble que espero volver a repetir. Trabajar con ella siempre suma, siempre se aprende, desde luego a mí me hace grande y me ilusiona como a un niño pequeño. Mi agradecimiento infinito por compartir con María este post.

Si pasáis por su casa, veréis esta misma entrada que hemos publicado al mismo tiempo.

Mil Gracias, Mag. 

Y mil gracias a todos vosotros por acompañarnos. 


jueves, 3 de junio de 2021

PAJA Y TRIGO

Jueves de relatos

Fusilamiento - Goya

Me despido con los ojos llorosos y el corazón abatido, el amor de mi vida, arrebatado en un suspiro.
La rabia es mi sino. 
Se echó en mis brazos a protegerme. Se interpuso en mi camino recibiendo ese disparo, frente a un pelotón de un lugar, de un camino. Esta luz, este fuego que devora se la lleva sin piedad. Odio sin ningún sentido. 

«¡En pie!», gritan los soldados. Solo yo frente a sus hierros. Rematan a los heridos.  Mirando sus ojos me parece que bebo su sangre lentamente. Los segundos se hacen eternos, sus lamentos, sus plegarias, sus suspiros...
Recito el padre nuestro a la vez que alguno de mis verdugos. El cura bendiciendo a los soldados; todos orando al mismo Dios. Unos eliminando a los malos, separando la paja del trigo, para que solo queden... Solo queden los asesinos.

 El sonido traspasa mis oídos… y mi alma.