Los latidos de mi corazón suenan como tambores poderosos recorriendo tu muralla, intuyendo que no tienen otras armas para vencerte, provocando la confusión en tus sentidos y, en mí, el temor a ser conquistado por ese ejército que amenaza batalla con sus timbales.
Presiento que te agazapas a las puertas de mis instintos mientras mi carne tiembla y mi aliento, como quejidos de lujuria, palpita a la altura de tu cuello. Mis dedos, con mis uñas como anclajes de tu piel, esculpen diez senderos desde tu pecho hasta el borde mismo de tu vientre donde se apuntalan todos los deseos que, ebrios, en pleno fragor, lidian entre sí en una lid donde guerreros y reos se baten a sangre.
Mi corazón es un espejo: no guarda nada que no refleje. Arrastro mi lengua de nuevo a mis labios. Ahí, sintiendo tu sabor acicalado. Tendrás que pelear por cada gota de mi linaje, abriéndote paso en mis entrañas con cada hilo de tu saliva, con cada empuje de tu aliento, domando al viento indomable de mi cabello, mi furia; hablándole al silencio con cada resorte de tu carne, con cada palpito de tu ser, ganándote ser mi amante o ser, simplemente, mi consentido.
Concibo sentirme tu siervo cuando estoy a la altura de tu ombligo, rindiéndome al manantial que evoca placer desde el centro de tus pilares, entre tus piernas. Comulgo.... mientras delineo las formas que se abren a mi aliento y al aroma de tu piel erizada, haciéndome temblar, quebrar con avidez, hundirme en la fragancia que me encumbra, que me versa lujuria en el tacto caliente de tus labios que, henchidos, me reclaman prenderme de tu señal más profunda, la que se erige ante la punta de mi lengua... Respiro de ti y marcas mi rostro y toda mi boca hasta el final de mi garganta con tu sabor como territorio de tu propiedad. Arrastro mis labios por tus criptas, lamiendo, y, sin ningún ósculo, pongo toda mi aquiescencia en servir a mi señora. Y rezumo sobre tu sexo antes de morder para demostrar mi amor.
Y empiezas a desvanecer sin tinta en tus venas. Levito con mis fauces y mi boca ensangrentada de tu cáliz. Es un acto de amor, de entrega total... y un sacrificio en tu nombre…
Hola, Charly, como te dije en el pie de texto de mi entrada, ha sido un verdadero gusto poder compartir estos ratos contigo y maquinar entre los dos un texto así. Ha sido fluido, sencillo, dinámico y el resultado, a mi ver, es estupendo y la experiencia, maravillosa, como si lo hubiéramos hecho toda la vida :-)
ResponderEliminarAsí que no puedo menos que volver a agradecerte tu sí y seguro que la margarita sigue diciendo sí, lo mismo.
Un beso enorme y feliz día.
Mil gracias a ti ha sido un placer escribir contigo. Espero que lo repitamos más.
EliminarMil besos Mag
Lo primero felicidades a ambos lo habéis hecho bien bonito y sensual, pero eso no es novedad porque ambos por separado sois unos verdaderos artistas en relatos eróticos, este tiene tintes de los dos, esa rendición y servir a su señora con esa elegancia de un buen ser oscuro. Felicidades y abrazos
ResponderEliminarNota: Para ambos mismo comentario ajaj así no hay pelusilla ajja Sois grandes, !!
Gracias por el comentario Campi, para mí ha sido la primera vez, pero ha resultado cómodo y ameno.
EliminarUn placer tu visita
Besos
que bueno verte feliz escribiendo es lo mejor que le puede pasar a uno
ResponderEliminarLa experiencia ha sido muy agradable.
EliminarGracias por comentar
Beso
" que te agazapas a las puertas de mis instintos mientras mi carne tiembla y mi aliento, como quejidos de lujuria, palpita a la altura de tu cuello". Enorme frase. Pasión contenida y que se disparará.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy amable por tus palabras Alba.
EliminarUn placer tu visita siempre.
Beso
Me encantó vuestro sacrificio a cuatro manos ;)
ResponderEliminarApasionado, misterioso, caliente... Así da gusto rendirse a otra persona.
Un besazo para ambos y, si no os importa, os dejo el mismo comentario en los blogs.
Se agradece tus palabras Dafne, como digo para mí ha sido la primera vez y estoy encantado.
ResponderEliminarUn placer tu visita
Beso
Sorprendente fusion. he tenido que releer para distinguir, ya que el tono es exactamente el mismo. quiza se distingue un poco en el contenido. sobre todo lo de mantener el mismo tono y estilo, parece increible. Yo lo intente alguna vez escribir con otro y me parecio imposible. vaya , una vez. hay que ser de un nivel similar.
ResponderEliminaraplausos a ambos
abrazooo
Gracias por el comentario Gabi.
ResponderEliminarElla lo hace fácil sin duda, pero nos ha costado un tiempo.
Un placer tu visita.
Abrazo
Tiene gran mérito en escribir algo en conjunto con la poetisa de Erato, que es Magade. Te iban comentar que algo del texto me recordó a su estilo.
ResponderEliminarHay algo de poliorcética, la disciplina que se ocupa de defender y atacar plazas fuertes. Poliprcética del deseo, de amor, de entrega, en una batalla en que ambos ganaran, exponiéndose ante el otro.
Quedo algo intensamente inspirado.
Saludos.