Mi vecinita andaba rondándome como una gata en celo desde la última visita de Min, mi guapa coreana. He recibido una postal de felicitación de año, me dice que está muy feliz y alargará su estancia unos meses más en su país, hasta que nazca su nuevo hijo.
Algo sospecha la vecinita después de leer mi postal y saber de nuestros encuentros intensos.
Apoyada en mi ventana, insinuándose descaradamente, me pregunta sobre el asunto mientras saluda desde allí a su nuevo novio. Comentando acto seguido las buenas vistas que tengo. Le doy la razón aunque vemos cosas diferentes.
Me pegué a su espalda haciendo que notase toda mi esencia. Advirtiendo que su novio la miraba de vez en cuando. La situación era excitante mientras la embestía ferozmente. Por su parte, hacía esfuerzos para que no se notará.
Estaba a punto de llamar al portal, cuando me vacié en su sexo, con furia.
— Ahora abre si te atreves, la reté.
—¿Qué te pone más, tu china y sus mentiras o el morbo que te provoco?—pervertido, me llamó sonriendo.
Salió a buscarlo a la calle y ante mis ojos lo besó con todo el descaro del mundo. Por sus piernas bajaban ríos de plata, como pruebas convincentes, aunque algo efímeras.
Muy buenos días Charly, y antes que nada feliz año.
ResponderEliminarYa tenía ganas de saber que sería de tu Corena y sobre todo esa vecinita que nos enseña unas vistas algo provocativas, pero que menos se esperaba de ella ajajaj. Un abrazo.
Tus palabras , no tienen nada de efímeras.
ResponderEliminarSiempre a punto.
Un abrazo.
Que par de vecinos !!buen relato.Un beso.
ResponderEliminarEse final es muy bueno. Por las vecinas con tan buenas vistas, y sentidos eróticos.
ResponderEliminarUn abrazo