Vestido corto negro y amplio vuelo. Así se presentó ante mí. Mi imaginación empezó a elucubrar. No puedo evitar esta mente calenturienta cuando la veo, más si se me presenta con esa sonrisa y esa mirada que tan bien utiliza para provocarme.
Llegamos al centro comercial y aparcamos en sus garajes. Necesité algo de esfuerzo para que mi mano no perdiera la dirección entre el cambio de marchas y el volante. Mi mirada se volcaba, sin disimulo, sobre la franja de su escote. Y ella, encantadísima, sacaba pecho orgullosa.
Fuimos a aquella cafetería tan chic y nos acomodamos en la barra. Nos pedimos dos cafés. Con más miradas que charlas, con un poco de adulación sentida y algo de sigilo y disimulo, subí su falda un palmo por encima de sus rodillas, Aquello era un juego totalmente morboso. Muchos hombres sentados. Comerciales trajeados la mayoría. Otros, maridos o novios, a su libre albedrío.
Flexionó elegantemente sus piernas a un lado y a otro. Me separé varias veces de ella e hice fotos. No fue algo que pasara inadvertido para muchos. Le pasé varias a su móvil. Debajo de su vestido no había fin para sus bonitas piernas, solamente su trasero sentado. Observé que alguno de aquellos hombres no evitaba mirarla con cierta lujuria y de algún otro, suponía una evidente erección que, a duras penas, mantenía con compostura.
Era hora de irnos.
Decidimos comprar alguna cosa. Reconocí a unos de ellos pegado a su espalda mientras aguardábamos cola. Teníamos gestos para saber lo que estaba pasando. La estaba punteando y ella lo estaba dejando hacer. Me sonreí sin decir nada. Pero no evité, después de pagar, poner mi mano en su trasero y darle una palmada tras apretarlo. Sé que eso la pone nerviosa y yo, encantado de provocarla.
Cuando llegamos al coche, no abrí por delante. Directamente, la invité a pasar a los asientos de atrás. Aquel lugar era bastante discreto pero no quedaba apartado a los curiosos. En una de esas, mientras ella estaba en faena, pude ver a un tipo pegado casi a nuestra ventanilla, miembro en mano.
Sabía de qué era capaz esa mujer. Follando era especial y de lo mejorcito en el sexo oral, la más atrevida cuando se excitaba Gustaba del sexo y disfrutaba. Vio al hombre. No dudó en abrir la puerta e invitarle a pasar. No preguntó. Le gustaba jugar. Ambos éramos parte de ese juego.
Agarró ese mástil enorme y se quedó hipnotizada mirando el grosor de su glande. Por la otra puerta la coloqué de rodillas, subí su vestido y la penetré con fuerza. Su boca consiguió con dificultad tragarse ese glande y en minutos se vino. Su orgasmo fue brutal, tanto como aquellas arcadas que la verga del invitado le infligían.
Yo seguía embistiéndola. Era un placer sentir mi miembro entrar sin dificultad alguna. Mantequilla para mi gusto. La agarraba de las caderas hundiendo mis dedos. Una visión magnífica la de su culo en pompa mientras devoraba aquel falo con apetito voraz. Golosa. Sedienta. Y su trasero a mi merced. El improvisado invitado, pene en mano, salió para situarse a mi par y mientras se pajeaba sin dejar de mirar como yo me la empotraba, yo terminé sobre su sexo. Aún jadeante pero con un gustazo encima tremendo, cedí mi puesto.
Era su turno.
Tras recobrar la compostura, regresamos al centro. Aproveché que ella necesitaba ir al servicio para hacer una llamada. Lo primero que escuché fue un "joder, tío" para luego darme toda clase de detalles sobre la experiencia, cómo llegó, cómo se sintió y que contase con él para cualquier otra ocasión.
Dicen que hay que tener amigos hasta en el infierno. Y, a algunos, les gusta encarnarse en un demonio, en un pecador, como yo. Crápulas dirían algunos. Colgué antes de que ella llegara. Se acercó protestando, diciendo que no tenia edad para estas cosas.
Mientras tomaba sorbos de su café recibió mis fotos tomadas cuando fue penetrada por aquel hombre del Este y las que saco él cuando ella, en la fila de caja, se dejaba hacer.
No dijo nada más. Sacó el frasco de crema comprado, y sus piernas volvían a volar desnudas ante las miradas indiscretas.
La prueba había
sido superada, mis demonios estaban de vuelta.
Mis ojos perciben la elocuencia de cada gesto y mi mente es un abanico de intenciones..., inevitablemente, perversas la mayoría de las veces.
Mis ojos perciben la elocuencia de cada gesto y mi mente es un abanico de intenciones..., inevitablemente, perversas la mayoría de las veces.
Hola, Charly. Por fin puedo ver tu blog. Te felicito :-) y decirte que es un placer leerte. He echado un vistazo a todo pero solo te comento aquí.
ResponderEliminarMe gusta tu forma de escribir y tu ironía. Ciertamente, este blog es un frasquito de esencias.
Disfrútalo y mucha suerte. Poco a poco irá llegando la gente.
Un beso.
Bien venida Mag, espero verte en esta aventura más veces.
EliminarEstás en tu casa para trastear.
El placer es siempre mío
Gracias
Beso
Hola Charly, encantada de estar por aquí.
ResponderEliminarYa he cotilleado un poco y me quedo. Prefiero a los demonios, los ángeles son muy aburridos.
Y este texto... es de ser el mismísimo Lucifer. Una fantasía con mucho juego.
Gracias, por cierto, por tu comentario en mi blog.
Besos.
Está también en su casa para cotillear lo que desee.
EliminarTodos, creo, tenemos algo de demonios y ángeles.
El placer es mío igual
Gracias
besos
Gracias por tu visita tengo que decirte que el relato es muy bueno, espero seguir leyendote . Gracias y feliz noche.
ResponderEliminarGracias a ti por tu visita
EliminarEs un placer oír tu comentario.
Está en su casa
Hola, Charly. Es un placer visitar tu blog. Me gusta lo que veo y esta historia es un Mar bravo ante e intenso.
ResponderEliminarMil besitos y feliz semana.
Gracias.
EliminarEl placer, sigo diciendo, es mío siempre.
Generoso tu comentario. Es reciproco
beso
Con tu visita me has traído hasta aquí y espero seguir leyendo tus textos llenos de erotismo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué bueno entonces .
EliminarNo siempre serán eróticos.
Es un placer recibirte en mi casa
abrazos
Gracias por tu visita.
ResponderEliminarQué erótico estamos,je je
Saludos
El placer es mío.
ResponderEliminarDependiendo de las épocas,
sonrío.
Espero verte más
abrazo
No te voy a volver a repetir y repetir lo de tu visita.....
ResponderEliminarMe gusta el oscuro gris de tu blog
.Es muy bueno
Gracias por compartir lo que sientes
Gracias por comentar
ResponderEliminarEl placer es mio
Me encanta lo bien que describes. Minucioso en los detalles. Muy buen relato. Un beso
ResponderEliminarBienvenida a mi espacio.
ResponderEliminary gracias por el comentario.
El placer es mío siempre
Beso
Y llego al último, que tengo que confesarte que fué el primero que leí y me encantó. Me encanta tu forma de escribir este tipo de relatos.
ResponderEliminarSeguiré visitándote, me ha gustado mucho tu blog.
Un beso
Su estilo es más elegante sin duda y más bello.
EliminarEl placer es mío siempre
Nos visitaremos, gracias.
Beso
bien!
ResponderEliminarBienvenido
EliminarSaludos
Cuánto más leo..más me gusta... me gusta la forma cómo lo cuentas...como lo detallas...tu ironía...tu forma directa de transmitir sin ser soez..
ResponderEliminarDesde luego aquí tienes una fiel seguidora. Me quedo trasteando por tu casa un rato más..
Un beso
Gracias por tus palabras tan amables y trastea cuanto gustes.
ResponderEliminarEncantado de tenerte por aquí.
Beso