Satisfecho después de mi encuentro con Min y encantado con la situación provocada a mi vecinita, volví a casa, a limpiar y recoger a mi cómplice del lugar del crimen.
Al día siguiente coincidí con ella en casa. Entré seguro de mí mismo, saludando, rodeándola divertido y provocando su sonrisa con bromas, mientras doblaba ropa. Sacando mi mejor talante le pregunté.
- ¿Alguna braguita sospechosa?
- ¿Ya estuvo tu china adultera ayer por aquí? -sonrió
- Sabes que sí. -Hice una pausa incisiva-. Cenaste la comida que me trajo -aseveré, sabedor de que también encontró las pruebas. Hay que medir bien los movimientos. La ambición nunca debe ser mayor que el talento-.Tengo una propuesta para hacerte. Hay una fiesta de empresa mañana y debería llevar acompañante. Si quieres venir, te presentaré a mucha gente y serás una amiga. Cenaremos de lujo y de vuelta a casa... -No me dejó acabar.
- ¡En serioooooo! ¿Qué me pongo?, ¡necesito arreglarme y prepararme ropa!
- Ponte un vestido y luce ese cuerpito que tienes -la piropeé, sonriendo por la frase de marras.
Fue el centro de las miradas. Mis manos acariciaban su cintura mientras le presentaba a todos. Me pegué a su espalda haciendo notar mi presencia descaradamente y la rodeé con mi brazo hasta dejar que mi mano se posara sobre su vientre. En una de esas, hice un ademán muy mío mientras les decía a un par de tipos:
- Me la llevo a comer algo... Es mía -Y, ahí, mi mejor sonrisa.
La nena cenó como si le debiesen dinero, no sé donde lo mete.
Ya en el ascensor, bajando al garaje para volver a casa, insistí en pegarme a su espalda, rodeándola con mis brazos.
- Gracias
por acompañarme -le susurré-, has triunfado y lo he pasado genial -continué, besando su cuello con mis
labios entre abiertos. No necesitó separarse ni un centímetro. Rotó sobre sí misma y su lengua se hundió hasta mi garganta. Absorbió mi lengua con tanta avidez que pensé me la arrancaba de cuajo. Pero la agarré bien de las nalgas y la apreté contra mí. No se sorprendió de notarme duro de entrepierna.
Subimos al coche con más desgana que otra cosa. Creo, que de haberlo pensado menos, hubiéramos follado allí mismo pero la empresa es la empresa y uno tiene una imagen que conservar.
Mi mano derecha era un duende entre el cambio de marchas y el hueco entre sus piernas. En un momento, vi sus braguitas de encaje blanco colgadas del mando. ¡Dios y mis demonios se pusieron como locos! Una hembra entregada, sin bragas, provocándome desde el otro lado del asiento. Intenciones sucias y mi mano, haciéndole la ola, juguetona, usurpadora, obscena... se coló entre el hueco de sus piernas hasta notar la calidez y humedad de su sexo, mientras la muy cabrona me iba haciendo preguntas sobre Min. Su curiosidad estaba siento insana y se mostraba como una perra en celo.
No llegamos a casa. El hambre a sexo nos pudo más. Aparqué debajo de un árbol, ahí donde la luz anaranjada de la farola llegaba difuminada y me abalancé sobre mi vecinita con el mismo ímpetu que ella me recibía. Igual que no sé dónde mete lo que come, tampoco sé bien de dónde saca esa fuerza. Me vi quieto en mi asiento, con ella encima, con sus pechos desnudos a la altura de mi boca y en la mirada todo el deseo acumulado como la humedad que empapaba mi sexo.
Le comí la boca y noté cómo me hacía hueco entre los húmedos pliegues de su carne, como sus babas se fundían con las mías y los alientos, agitados, bailaban al ritmo de su cuerpo sobre el mío. Sus pechos eran un escándalo para mis demonios. Mi boca el recinto preciso para custodiarlos. Mis dientes, la mejor fricción... El olor de su piel, su sabor... y todo el vaho acumulado en los cristales. Conseguimos llegar a casa después de un desahogo acelerado. Entró a su piso un momento mientras yo me abría una cerveza helada. Me quedé descalzo, me relaja esa sensación, y escuché abrirse la puerta.
- Me pondré cómoda, también, no es de caballeros beber solo, ¿sabes, guapito? -apuntilló.
Solo pude quedarme mirando esa obra de Dios. No pude pronunciar palabra, mi cuerpo hablaba solo. Tras un trago largo a mi cerveza, se la ofrecí y, sin dejar de mirar, cuando sorbía dejé escapar mis demonios... y los suyos los acompañaron.
Se convirtió en un volcán donde manos y boca eran lenguas de lava que me encendían. Cada gemido suyo era como un aliento a cada uno de mis deseos, a cada uno de mis demonios que no tardaron en atraparla y hacerla suya, siento yo esclavo de sus deseos hasta que, de pronto, se apartó, me miró fijamente, se sonrió... dejándome ver mis demonios echando fuego por su boca... y convulsionando en mi entrepierna donde su mano me sostuvo con ahínco. Me mordió los labios, se relamió como una vampiresa que acabará de hincar los dientes en el jugo más perfecto.
Momentazo ardiente el del coche ...esa posición sobre ella excita al protagonista del relato y ella lo sabe y lo explota a la perfección . Me parece que Min tiene la partida perdida ajjaja. Un buen texto de seducción y deseo . Un abrazo Charly.
ResponderEliminarMe ha sorprendido gratamente que te acuerdes de Min y de mi vecinita.
EliminarAunque sigue una cronología intento que cada relato empiece y acaba en el mismo, sin conflictos para resolver en siguientes.
Efectivamente gana puntos cada día esta vecinita, gracias.
Un placer tu visita Campirela.
Beso
Y es que cuando el fuego prende intenso es difícil de apagar y arrasa con todo. Un relato fogoso y pasional. Charly.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Mil besitos para ti y feliz semana.
A veces no se sabe com apagar o no se quiere.
EliminarLa pasión de una joven tiene pocas amenazas.
Gracias por comentar.
Un placer tu visita siempre Auro.
Besos
Un incendio en el asiento de un coche. Me has hecho recordar a Sabina.
ResponderEliminarErotismo de alta graduación. Un abrazo
Si los coches hablaran....
EliminarUn placer tu visita Alba. Gracias
Besos
Especialmente fogoso tu capítulo de hoy, me encantó. Voy a echarme agua en la nuca jajaja
ResponderEliminarBesitossss
Gracias por tu comentario Lo.
EliminarQue esa agua sea bendita.
Un placer tenerte aquí.
Besos
Un relato relato llevado con mucha maestría.
ResponderEliminarMi enhorabuena.
Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarUn placer tu visita
Besos
De lo que no hay duda, es de que ambos tuvieron una muy buena comida, y, sin apenas hacer la digestión, también disfrutaron de un sabroso postre…
ResponderEliminarBuen relato, Charly… Para degustar y saborear cada exquisito ingrediente...
Un placer…
Abrazos, y muy feliz noche.
El menú estuvo completo.
EliminarGracias por comentar
Un placer siempre tu visita por aquí Ginebra
Besos
Cuan intensa la pasión con la vecinita. Parece que esa fiesta empresarial funcionó como un afrodisiaco, de algo que ya estaba latente.
ResponderEliminarSaludos.
Desde luego estaba latente y provocó los acontecimientos.
EliminarUn placer tu visita
Saludos
Wowww mi querido Charly, esa vecinita
ResponderEliminarte traia loquito y bueno se dio la
oportunidad y se encendió la pasión mi
amigo, buenísimo.
Besitos dulces
Siby
La vecinita es joven y todavía no se da cuenta de todo su poder.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Siby
Un placer tenerte por aquí
Beso
Hola buen dia. ¿Todo bien? Soy brasileña, de Río de Janeiro y quiero presentar mi Blogger. Los nuevos amigos son bienvenidos, sin importar la distancia. Me gustaría invitarte a seguir mi Blogger. Soy el numero de seguidor 33.
ResponderEliminarhttps://viagenspelobrasilerio.blogspot.com/?m=1
Bienvenido.
ResponderEliminarSaludos Luiz
Mmm... cómo te gusta jugar, sobre todo junto a ella ;)
ResponderEliminarLa intensidad en ese coche la he podido palpar aquí mismo mientras leía.
Besoos.
Es un vicio de niña muy difícil de rechazar.
ResponderEliminarMe alegra que así lo sintieses. Gracias
Un placer tu visita.
Besos