A propósito de Charly

miércoles, 27 de octubre de 2021

METAMORFOSIS

Jueves de relatos


Era un hogar donde se encontraba demasiado cómoda, pero los chicos ya habían crecido y yo me encontraba como en corral ajeno. Necesitaba un cambio, un nuevo horizonte. 
Salimos a desayunar: café y tostadas con mantequilla y mermelada. A la hora de la siesta se duchó mientras mi idea se iba desarrollando en mi cabeza. Era arriesgada, por supuesto,. Entró en la habitación, con albornoz y toalla en su cabeza. La abracé y la besé. Primero ronroneando un poco, mientras el albornoz caía al suelo y su cuerpo quedaba desnudo. Se dejó hacer con el mismo deseo que me quemaba a mí. 
Era una hermosa hembra a sus cincuenta años. 

La  vencí sobre la cama. Sus pechos contra el colchón. Sus gemidos, sus giros de cabeza, su mirada inquieta eran señales de excitación... La embestí lentamente, dejándome sentir y empecé a bombear con fuerza. Su cuerpo se movía a mis vaivenes...
 Mis dedos se hicieron hueco en su zona más oscura, decidí pasar a otra acción. Penetré la estrechez de sus carnes. Aquel clamor anunciaba el paso del dolor al placer. Me fui en ella, ahí mismo. La llené de mí. Me vencí sobre ella. La acogí bajo mi peso y no me separé hasta que me noté libre. 
Un par de nalgadas, una cogida de pelo y un susurro sucio a su oído. Se hizo un profundo silencio. Sonreímos cuando se fijo en la mantequilla sobre la mesita. Algo había cambiado.


Esa misma noche, cenando en casa con unos amigos, aproveché el momento del postre y las risas de todos para enviarle un whatssapp. Sus ojos se abrieron como platos. En la pantalla, el final del episodio de aquella tarde. Mis dedos jugando. Mi erección abriéndola. Una visión de su sexo manando mi gozo. El lector de sus ojos se dirigió a los míos. Estaba sonrojada y algo nerviosa. También en ese momento dejó de ser la gallinita del corral para ser mi vicio en mi nueva morada.

jueves, 21 de octubre de 2021

VALIENTES

Jueves de relatos




La vi venir, deslumbrada en la noche por las luces de la ciudad. Sus ojos como cabezas de alfiler. Me parecía una diosa vestida de cuero y labios rojos, viviendo en peligro.
Ella, como tantos jóvenes, jugaba sin respeto ni miedos con las drogas. Me dejó por otros más valientes, mayores que se atrevían con cosas más duras que la proeza de un cigarrillo. Me costó reconocerla. Andaba perdida, sin rumbo. Parecía que tuviese mil años, sin vida, sin salud, zigzagueando con la vida.
De nuestras noches fumando, solo quedan las cenizas en la mañana. Estuve enamorado con diecisiete años. Ella era alguno mayor y siempre me mimó. Mi niño, me llamaba. 
Ahora la miro, es como la noche y el día. 
Pasó a unos metros de mí. Ni me vio. Ni me miró.  Yo tomé mi decisión: Entre vivir la vida y dejarla pasar, opté por lo primero.
Me sentí triste, muy triste, pero la dejé ir. Cada uno sube las escaleras como puede. Todos tenemos una juventud vivida peligrosamente. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra.

miércoles, 13 de octubre de 2021

VÍNCULOS

Jueves de relatos 


Cada verano visitábamos a los abuelos. Yo tenía predilección por el abuelo, aunque la que ponía sentido común y nos reñía a ambos era la abuela siciliana, mucho más sabia. 
Era otoño cuando me dieron la noticia de que el abuelo había muerto repentinamente. Cuando llegamos al pueblo, este parecía más oscuro, más triste..., más silencioso. Me abracé a la abuela sin dejar de apartar la vista de mi abuelo que estaba en la cama. Me acerqué y acaricié sus manos y rostro. Mi madre intentó evitarlo pero mi abuela la detuvo. Al rato, escuché a mis padres discutir algo entre ellos. Mi abuela sentenció: "El vinculo entre ellos es muy fuerte, mejor que lo acompañe para que nunca lo busque". Volvió a entrar en la habitación y se quedó a mi lado.

- Esta noche aprenderás algo, cielo -me dijo-. Despediremos al abuelo. 

Varios vecinos, mientras otros velaban al difunto, abrieron un hueco enorme en la pared trasera de la casa. El cura fue bendiciendo toda la casa. Sacaron a mi abuelo por aquel hueco y mi abuela me acompañó tras él. El resto nos siguió.  
Todavía andaba yo perplejo por el tema del agujero ¿Por qué no sacarlo por la puerta como es lo normal? Entonces mi abuela me respondió a todas esas preguntas. Me contó que era por si decidía volver a casa no supiera por dónde entrar, los muertos deben estar en su sitio. 

- Será nuestro secreto -y miró a mi madre, que asintió con la cabeza. Me relató muchas más cosas y comprendí por qué cambiaban los muebles de sitio y cerraban el agujero en la pared. Y así nacía mi secreto.


Amanecía. El sol se reflejaba en el lago y se extendía hacia el cementerio que estaba junto a él.  Enterramos al abuelo en tierra. El cura dijo unas palabras. Y mientras tanto los patos revoloteaban la laguna. Los miré, hipnotizado. Volaban en círculo, sin rumbo, como desorientados. Mi abuela me abrazó por detrás, con su mano en mi coure, como ella lo llama. Me besó en el pelo. La miré y me sonrío.

sábado, 9 de octubre de 2021

TAMPOCO PIDO TANTO

Igual os sorprende que aporte la reseña de este libro considerado más bien para lectura de jóvenes. Podría decirse que está catalogado en lo que se llama chick lit, algo así como una idea post-feminista, una narrativa cercana a la novela romántica. Publicitariamente, se vende como de alto contenido erótico ya que es la seña de identidad de esta escritora.

Las mujeres que dibuja Megan Maxwell (seudónimo que emplea la autora) tienen un arquetipo similar, desinhibidas, independientes; en cambio, en esta novela pinta a la protagonista de una personalidad diferente. Se hilan bien las tramas y sus subtramas para dar mayor profundidad a los dramas personales de los personajes principales.
En esta novela es algo más moderada en cuanto a la cantidad de sexo pero tiene todos los tintes y matices que se puedan imaginar.

Al principio parecen dos historias paralelas. Nos encuadra de forma independiente en la vida de Carol y Daryl cuyo nexo de unión es un tercero: la hermana de él, la mejor amiga de ella. 
Sus vidas y personalidades son totalmente dispares a pesar de tener otro punto en común: trabajan en la misma compañía aérea. 
Él, apuesto, independiente, sabedor de que gusta, un nivel económico estupendo. Un alma libre que vive su vida como le viene en gana y el sexo, sin tapujo alguno. Ella es una joven que superó un duro trance en el pasado y le ha marcado, supuestamente, su vida. Una chica divertida, espontánea e hiperactiva. A veces, incluso podría decirse que infantil pero para la autora, una superwoman capaz de compaginar dos trabajos totalmente descontrolados de horarios -azafata de cabina y bailarina en conciertos-, estar pendiente de los perros que cuida, sus amigos y ser el pilar de su familia.
Entre ellos surge esa relación de "aquí te pillo, aquí te mato" pero como suele ocurrir en estas novelas románticas, lo uno lleva a lo otro. Puede recordar a otras de este tipo donde hay imposibles 

La novela se lee rápido aunque tiene gran cantidad de personajes secundarios. La autora ha empleado un vocabulario coloquial pero demasiado castellanizado para ser dos protagonistas no españoles, que viven en el extranjero y tienen todas sus relaciones sociales y personales con raíces fuera de España.

Sobre la autora, para quienes no la conozcáis, puedo deciros que es una escritora muy prolífica dentro del género romántico donde destaca su lado erótico. Ha publicado más de treinta novelas, además de cuentos y relatos en antologías colectivas.

Al acabarlo me quedó una sonrisa en el rostro y, como digo, muchas y distinta emociones. Sin duda lo recomiendo.



sábado, 2 de octubre de 2021

TENSIÓN




- ¡Cómo te quiere mi hija! -me dice. 

Con la pandemía nos damos dos besos con mascarilla pero, poco a poco cada vez, me acerco más a su boca, rozando su comisura. Ella me mira, no dice nada. Toca mi pecho o mi cara, cariñosamente. 
Otros dos besos notando sus labios y cuando giro la cara me quedo en su boca, por encima de la mascarilla, claro. Con los siguientes besos noto sus labios medio abiertos. 
No pasan los años por ella, me ha atraído desde siempre, está más sexy que su hija y así la piropeo. 

- Ya soy madura- se excusa.
- Sí, estás madura, porque se te puede comer entera y punto -contesto. 

Ya no usamos mascarilla por la calle. Nos vemos el primer día sin ella, quedamos frente a frente sin decir nada…